REFLEXIONES

Me es difícil elegir un momento concreto en el que mi entorno me haya sostenido, consolado o hecho la vida más fácil y divertida y  al intentar pensar en una persona, me vienen muchas a la cabeza. Tengo la suerte de necesitar rodearme de gente, de buscar relaciones significativas y de apetecerme emplear tiempo y recursos en construir vínculos íntimos y cotidianos.

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Pero si tuviera que elegir a una persona, esa sería mi madre y un momento, la pandemia. Creo que en ese momento se pusieron en juego todos los valores y creencias que supuestamente sostenían nuestras relaciones, nuestro pequeño mundo. No ha sido hasta mucho después cuando he sido consciente de la importancia de la solidez, de la sencillez con la que mi madre me acompañó y se posicionó ante el miedo y la culpa de haber decidido seguir viéndonos a pesar de que desde La Periférica continuamos abiertas y atendiendo a la gente presencialmente. Realmente no hubo una decisión, solo un continuar con lo que siempre habíamos practicado, la importancia de vernos y acompañarnos en cualquier circunstancia. No hubo grandes reflexiones, ni alegatos, solo un

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- ¿Cuando vienes a cenar?
- El martes.
- OK
…
- ¿Y si te pasa algo?
- Si no vienes ya estaría pasando.