REFLEXIONES

Para hacer esta reflexión, sin darme cuenta atravesé historias de dolor emocional, tristeza, angustia, miedo, vergüenza, sentimiento de vacío y soledad,  y como algo común a todas, apareció una idea: “ no hay mejor antídoto para el veneno de la vida, que reunirme con las personas más queridas e importantes de mi existencia”, mis hermanas elegidas, comúnmente llamadas amigas y que desde la puesta en alto y en común de mis conflictos, surja de forma mágica y espontanea “la risa”. Pero no una risa cualquiera, una risa que, al igual que el llanto más desgarrador, brota de dentro de mi pecho y alma inundando todo el esternón y abdomen, y deja aparecer como un tsunami, una gran carcajada seguida de otras como un tren de mercancías con innumerables vagones, que te deja casi sin aliento y dolor de cara, llanto y estomago cuando empieza a disminuir. Es un acto contagioso y liberador.

A eso le llamo yo,  momento de resurrección. 

 

Recuerdo que hace algunos años me encontraba en una situación difícil y complicada donde me sentía muy triste, atrapada y culpable. Mi sensación era, como si me hubiera tragado una pelota de tenis y se hubiera quedado atorada en la garganta y en la boca del estomago. 
 

Estaba con unas amigas en un camping, de camino a las tiendas con la luz que daban algunas farolas alejadas de la zona de acampada libre. Intentaba poder contarles qué me estaba pasando, mientras una de ellas me decía, con un tono serio y desde el escalón de la ironía, que era normal que me sintiese así, que no entendía cómo no había utilizado mis polvos mágicos para aparecer en otro lugar y resolver. Sin darse cuenta se tropezó y se le engancho el pie en un viento de una tienda, comenzando a dar zancadas y hacer aspavientos con las manos hasta que aterrizó sobre otra tienda que por suerte estaba vacía. La imagen de ella sobrevolando el espacio, y su aterrizaje con todo su cuerpo extendido sobre la tienda,  hizo que de manera abrupta, espontanea y mágica brotase de ella desde el suelo y de nosotras desde lo alto, un carrusel de carcajadas y risas, que dieron lugar a lágrimas y flojera de piernas. 

 

En ese momento, por unos minutos las pelotas de tenis se hicieron minúsculas y dejaron entrar aire, se reseteó mi sistema y entendí que la risa es un arma poderosa que hay que utilizar para poder coger aire. Y que, qué mejor lugar para ello, que el creado por la autenticidad de las relaciones cercanas de confianza y amor de las personas que forman parte de tu vida.