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REFLEXIONES

Manteniéndonos presentes por Silvia Altolaguirre Soler y Alberto Martín González

Foto: Anayara Cabrera. Biblioteca pública Antonio Mingote

MANTENIÉNDONOS PRESENTES
(Septiembre de 2020)

“Si asumes que no existe esperanza, entonces garantizas que no habrá esperanza. Si asumes que existe un instinto hacia la libertad, entonces existen oportunidades de cambiar las cosas”

Noam Chomsky

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Nos encontramos en un momento social complejo, que pone en jaque antiguos mecanismos de defensa y modos de entender el mundo. Supone un reto a la hora de enfrentar el miedo, la incertidumbre o la enfermedad y pone a prueba el lugar que queremos y/o podemos ocupar en esta “nueva normalidad”.


Conceptos como salud, cuidados, vida, derechos, solidaridad o libertad han ido cambiando de significado casi sin darnos cuenta, creando un desconcierto generalizado.


Desde La Periférica entendemos la salud de un modo integral, no solo como la ausencia de enfermedad, sino como un equilibrio entre el bienestar y el malestar que experimentamos a nivel físico, emocional, relacional y social. Desde esta mirada, creemos que aquello que nos sana o nos permite sostener el dolor y el sufrimiento, pasa por tomar conciencia del mundo que nos rodea, viendo cómo nos afecta y oprime; por construir relaciones con nosotras mismas y otras personas que nos nutran, desde los cuidados y la cercanía. Más que nunca, hemos visto cómo las relaciones cotidianas, cómo las pequeñas decisiones, han ido creando cambios, abriendo brechas en un entorno cerrado y asfixiante. Hemos podido experimentar cómo el ejercicio del pensamiento crítico sustentado en el enfoque de derechos ha ayudado a abrir paso a la creatividad, al movimiento, al deseo, en definitiva, a una vida digna de ser vivida.
 

Desde que empezó esta crisis social, sanitaria y económica, con frecuencia y desde muchos ámbitos, se ha señalado que en el mundo actual, altamente virtualizado, contamos con recursos tecnológicos que nos permiten salvaguardar la distancia social y, a la vez, mantenernos conectadas. Y que gracias a estos recursos podemos seguir moviéndonos por el mundo, casi como si aquí no pasara nada.
 

Sin duda, la comunicación a través de internet o redes sociales permite una interconexión global, pero no podemos olvidar que se produce desde una distancia real y que nunca va a poder sustituir al cuerpo, a la presencia.
 

Por eso desde La Periférica siempre hemos apostado por la atención presencial, tanto en psicoterapia como en la formación. Creemos que el encuentro no se inicia con el contacto; el hecho de planificarse, salir de casa, llegar a un espacio distinto, creado especialmente para acoger, para escuchar, libre de interrupciones y que significa un corte en la rutina y las obligaciones diarias, ya es en sí, parte de la terapia.

Es a través de nuestras relaciones donde podemos elaborar y compartir nuestras experiencias, darle sentido al mundo y a lo que nos pasa, para desde ahí encontrar caminos y modos de vivir más sanos que nos permitan ser más libres y responsables con nosotras mismas y con las demás personas. En el encuentro presencial se produce un tono y eco emocional, que experimentamos con todos nuestros sentidos. De este modo, se genera una vivencia plena, integradora y transformadora que puede facilitar otros encuentros y multiplicar, a su vez, su capacidad de transformación, favoreciendo el manejo de muchas de las dificultades que nos afectan en las diferentes etapas de nuestra vida.


A nivel formativo, en el cara a cara compartimos tanto saberes y reflexiones, como los sentimientos que se producen en la relación social, más allá de la palabra, generándose un espacio que con frecuencia no termina al salir de la sala. La formación no es solo contenido, es una experiencia vital que requiere de la espontaneidad que solo da la presencia para llegar a su máximo exponente.


A nivel terapéutico, pensamos que la atención presencial es un modo fundamental para vincularnos, ya que aporta el soporte y la seguridad necesarios para sostener a las personas en momentos de crisis o para explorar nuevos caminos, y facilita una mayor resonancia, sin limitaciones en la comunicación no verbal.

 
Por todo ello, en estos tiempos que corren, mientras nos toca seguir lidiando con la incertidumbre, el miedo, la culpa y otros muchos sentimientos… esta es nuestra manera de cuidar la salud, propia y ajena, y de hacer nuestro pequeño aporte para construir una sociedad más sana e integradora.

Por Silvia Altolaguirre Soler y Alberto Martín González

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