REFLEXIONES
SOBRE LAS ENFERMEDADES CRÓNICAS
(Noviembre de 2022)
Atendiendo varias definiciones, se denomina enfermedades crónicas a las enfermedades que se prolongan a través del tiempo, se las desconoce un agente causante que las transmita, no se resuelven espontáneamente o no tienen cura, tienen síntomas no constantes y con frecuencia involucran alguna discapacidad, las personas pueden sentirse relativamente bien o mal en ocasiones, pero nunca están totalmente sanas.
Las enfermedades crónicas suponen el 77 % de la carga de enfermedad en la región europea de la OMS y son la causa principal de mortalidad y morbilidad prevenibles. Aunque la mortalidad causada por estas enfermedades desciende progresivamente, aumenta la carga de enfermedad que produce. En España, suponen el 89,2 % del total de carga de enfermedad medida en años de vida con discapacidad, afectando al 46,9 % de las mujeres y el 37,8 % de los hombres mayores de 16 años.
Las enfermedades crónicas implican cambios en amplios espectros de la vida de una persona. Cuando una persona es diagnosticada con una enfermedad crónica, conecta con la limitación y la perdida, cambia la vida y todo ha de reorganizarse, la vida laboral, familiar, de pareja y social. La enfermedad afecta más allá de lo físico, alterando las rutinas y actividades cotidianas, que requieren aprender a vivir con ella. Representan una crisis en la vida personal más allá de la adaptación a la enfermedad porque interfieren el funcionamiento personal y social existente hasta entonces y son estresores para la persona y su entorno.
La forma con que cada persona convive con la enfermedad es diversa, lidiando con aspectos como la incertidumbre, preocupación, miedos, sentimientos de soledad, tristeza o desesperanza con las exigencias de la propia enfermedad y su interferencia con la vida de forma multidimensional (modificación de hábitos y costumbre, dolor e incapacidad, dependencia de otras personas, inseguridad socioeconómica, pérdida de amistades y aislamiento social, etc.), un largo camino por conservar la integridad y respeto hacía sí preservando la identidad.
El componente psicológico o psicosocial está presente en las enfermedades crónicas, tanto en la vulnerabilidad para enfermar como en la protección y las acciones de prevención. Puede retardar la progresión de la enfermedad y propiciar un mejor ajuste a la misma. Elaborar el proceso de adaptación a la nueva situación, conocer los elementos estresores pero también los factores de protección frente a brotes y complicaciones es fundamental, así como contar con espacios de contención y gestión emocional para reducir el impacto emocional, movilizar recursos de afrontamiento y auto-cuidado que mejoren la calidad de vida.
El cuerpo y sus síntomas pueden ser aliados de nuestro proceso personal, aumentar nuestra capacidad para recuperar la salud y mejorar nuestra vida.
Os agradecemos que sigáis ahí y estamos encantadas de atender cualquier tema que queráis plantearnos. Podéis contactar con nosotras a través de info@laperfierica.org.
Por Muna Kebir Tio